Música/Espectáculo

Gauchito Club: “Queremos que la canción sea lo que nos mueva»

Telam SE

El músico Sasha Nazar, miembro fundador del quinteto mendocino Gauchito Club, señaló que en el último tiempo “la canción fue perdiendo terreno dentro de la música popular” y que la vocación del grupo es "llevarla siempre como bandera", al conversar con Télam antes de su llegada este jueves y viernes al Teatro Vórterix de Colegiales, donde con entradas agotadas celebran con una big band e invitados sorpresa el final de la gira de “El camino de la Libertad” que los llevó a festivales como Cosquín Rock y Lollapalooza Argentina.
La agrupación, que agotó en apenas veinte minutos las entradas para su primera función y debió sumar una segunda, se presentará por primera vez en el año en un escenario porteño en calidad de anfitriona con la promesa de montar un show distinto: “Va a haber mucha movida con las cámaras que es algo nuevo que no habíamos hecho. Estábamos con muchas ganas de hacerlo y traer esta experiencia de los festivales y traer data nueva pero utilizándola a lo mendocino para acompañar un show tremendo que va a tener desde canciones nuevas hasta sorpresas”, señaló.
“Al contar con una banda grande, podemos matizar los climas: de repente podemos ir a esos lugares más funky, pero también jugar con algo más chiquito. Va a haber un punto ahí en el medio entre lo bailable y lo fogonero”, adelantó Sasha, quien junto a su hermano Gabriel Nazar fundó Gauchito Club en el 2015, a partir de una serie de premisas inquebrantables.

Gauchito Club "Lowcost"

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En esta charla con Télam, el músico oriundo de la capital mendocina habló sobre la cocina de una creación musical que más allá de hacer mixtura de géneros como el rock, la cumbia, la salsa, el funk, el rap y otros, hace un culto de la canción cómo género.
“Tenemos esta cosa intimista de la canción porque de alguna manera siempre la llevamos como bandera. Es algo que sentimos que se ha ido perdiendo con el tiempo en la música popular, entonces queremos guardarla y llevarla como nuestra bandera. Que la canción sea eso que nos mueva”, añadió el bajista.
Gauchito Club, que completan Gabriel Nazar en voz, guitarra, cuatro venezolano y teclados; Julián Bermejo en guitarra eléctrica y coros; Nahuel Quimey Chandía en percusión y Ale Rezk en saxo, lanzó su primer álbum titulado “Guandanara” en 2018, donde habitan canciones como “La Pibita” junto a Perras On The Beach, y “Chaparrón” y “El Visto”, en un amplio abanico de energía de discoteca y raíces criollas
-¿Cómo se reparten la composición dentro de una banda que tiene muchos integrantes? ¿Cómo es el primer juego de la creación?
-Es una dinámica rara la de Gauchito porque funcionamos de una manera tal vez diferente; las composiciones están a cargo de mi hermano Gabriel y mías, por ahí en porcentaje más de él aunque las trabajamos juntos. Llevamos las ideas hasta una zona en la que más o menos se entiende como una base y recién después al terreno musical de los pibes, que nos pueden aportar desde sus texturas y formas de tocar. La dinámica es un poco esa, algo con lo que nos sentimos cómodos y con lo que funcionamos y nos entendemos trabajando en equipo.
-Hay muchas fusiones dentro de la música de Gauchito ¿Cuál fue el primer cruce de géneros que terminó de marcar el comienzo del grupo?
-Cuando iniciamos el proyecto con mi hermano, hicimos antes un laburo previo: él ya traía una idea del nombre y con eso empezamos a bajar a tierra como una especie de Biblia gaucha con diversas premisas a tener en cuenta a futuro. La primera que dijimos fue que sea música para bailar, porque veníamos de hacer canciones más rockeras y no queríamos limitarnos a ser una banda de un solo género, como de ska o el funk. Que la data esté puesta en cómo decimos las cosas, en cómo contamos historias a partir de letras que fueran bien del piso y se entiendan como una charla de amigos en el barrio. Lo loco fue que a partir de hacer ese texto empezaron a salir canciones por sí solas, al tener ya marcado el encuadre creativo. Así pudimos expandirnos dentro de esas limitaciones y estuvo buenísimo. Lo hemos ido manteniendo a lo largo del proyecto y se ha ido expandiendo aunque acotándolo a algunas cosas que sentimos que son más afines a nuestra naturaleza.
-¿Qué más decía ese punto sobre las letras? ¿De dónde van saliendo estas historias que después se vuelven canciones?
-Mucho del cine y también de nuestras ganas por querer contar historias sin decir tanto cómo tienen que ser las cosas. Contamos historias más bien como observadores de una situación; nos gusta jugar con eso y permitirnos hablar de una señora que está limpiando la vereda y que de repente pasa un camión de verduras. No es algo que tal vez hable de nosotros, pero sí de algo que tal vez está alrededor nuestro.
-¿Qué tan importante es el sentido del humor y la ternura que le impregnan a estas letras para abordar estas historias cotidianas?
-Es algo loco porque al principio fue como un disparador que mucha gente no entendió, y en el transcurso de la marcha nos permitimos jugar con elementos con los que a veces uno no se anima si no es con humor. Aunque nos empezamos a poner más profundos con el tiempo, igual mantenemos una cuota de cierta picardía y humor para decir las cosas pero con un trasfondo lindo que te haga pensar. En los shows la gente se emociona, se caga de risa y baila con amigos. Nos han llegado a decir cosas increíbles, que los hemos acompañado en situaciones de terrible depresión. Es hermoso lo que se ha logrado también con el mensaje porque el universo de Gauchito es muy amplio y nos permite hacer lo que queramos.
-¿Qué sentís que tuvo la escena mendocina para trascender con la potencia que lo hizo?
-Siempre se habla de este tema, pero yo realmente no tengo una respuesta muy clara. Siempre me gusta jugar con cosas que se me van ocurriendo, pero por lo que he visto, primero es que hay una linda historia musical en Mendoza. A nivel geográfico es una ciudad que está lejos y eso genera también esto de tener que profundizar los proyectos para sacarlos. Una banda de Buenos Aires puede llegar a tocar en su nicho y tener gente que la siga, pero nosotros si no hacemos todo lo posible para expandirnos medio que no cuadra el proyecto a nivel comercial. Fue eso lo que ha generado una profesionalización de los proyectos bien picante y que haya de repente una escena muy buena a nivel local. En Mendoza la gente va a haber bandas de acá que meten 1500 personas, algo que antes no pasaba. No conozco muchas ciudades argentinas que tengan eso. La ciudad tampoco es muy grande: yo toqué con casi todos los que están moviéndose en el ambiente de acá, y es cierto que hubo un empujón que lo dieron Perras On The Beach y Usted Señálemelo. Con Perras toqué el bajo y giré con un disco; fue una escuela para ver cómo era viajar y llevar proyectos a otros lugares, a escenarios más grandes. Acá hay como una hermandad y siempre nos estamos dando una mano entre todos.

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