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Todavía no hay paz para Lola

El día de hoy, fuentes judiciales informaron que hubo un hombre detenido como presunto autor material del femicidio de Lola Chomnalez, adolescente que fue asesinada en diciembre de 2014. En este caso un hombre está acusado de “encubrimiento”. El hecho de esta chica argentina sucedió en las playas de Barra de Valizas.

El arresto del sospechoso fue confirmado por el director de Comunicación del Ministerio Público de Uruguay, Javier Benech, y por los abogados de la familia Chomnalez, Juan Williman y Jorge Barrera, quienes confirmaron que en el expediente consta un ADN positivo que lo incrimina en el caso.

Por su parte, Benech dijo que el detenido será trasladado al Departamento Judicial de Rocha para prestar declaración indagatoria en las próximas horas ante la fiscal del caso, Jéssica Pereira; y el juez de Primera Instancia de esa jurisdicción, Juan Manuel Jiménez Vera.

Fuentes judiciales aseguraron que el sospechoso, de 39 años, fue detenido en el Chuy, en el límite con Brasil, y según los investigadores distintos testigos señalaron que era frecuente verlo en la zona de Castillos y Rocha.

El hombre tiene antecedentes penales, por lo que su ADN estaba en el banco genético de los procesados penalmente. Esto permitió realizar un cotejo el otro ADN encontrado en una cédula y la mochila de la víctima, lo cual dio positivo.

De todos modos, el abogado Willman aclaró que tanto él como su colega Barrera, quienes se trasladaron a Rocha a partir de la detención de este hombre, aún no tomaron contacto con esos datos que presuntamente surgen del expediente.

«Hay que tener rigor científico y jurídico y dar las respuestas a la familia después de tanto tiempo. Las evaluaciones las haremos cuando terminen las diligencias de hoy», dijo Barrera.

En el marco de la investigación hay un acusado de «encubrimiento», Ariel Moreira, un cuidacoches apodado «El Cachila», para quien la fiscal Pereira solicitó el mes pasado una condena a 10 años de prisión, requerimiento que aún debe resolver el juez Vera.

En este caso, el procedimiento es escrito ya que el crimen de Lola ocurrió antes de la reforma judicial que instaló en Uruguay los juicios orales.

Por su parte, Diego Chomnalez, padre de la víctima viajó a fines de abril a Montevideo y se reunió con el fiscal de la Corte, Juan Gómez, para interiorizarse de las últimas novedades de la causa y solicitar junto a sus abogados que continuarán con la búsqueda de los otros partícipes del crimen.

Lola tenía 14 años cuando viajó a Barra de Valizas el sábado 27 de diciembre de 2014 y se alojó en la casa de su madrina, su esposo y el hijo de éste. Al día siguiente, la adolescente desapareció cuando salió a caminar por la playa y dos días después fue encontrada asesinada a unos cuatro kilómetros de la casa, en una zona de médanos. Mediante la autopsia se determinó que Lola murió por asfixia por sofocación y que presentaba varios cortes hechos con un arma blanca en distintas partes del cuerpo.

La opinión de la fiscalía es que la adolescente trató de escapar corriendo de sus asesinos, fue alcanzada, herida con un arma blanca y golpeada en la cabeza para finalmente morir asfixiada cuando, ante sus probables pedidos de auxilio, le apretaron la cara contra la arena.

Por su parte, «El Cachila» fue detenido al comienzo de la investigación, pero quedó libre ya que dio negativo el cotejo de su ADN con el material genético hallado en los mencionados objetos de la víctima, y a pesar de que estaba imputado como «coautor» de «homicidio agravado por alevosía», un delito más grave que el de «encubrimiento».

Desde entonces, los peritos de la Policía Científica continuaron con los cotejos de ADN con cada uno de los nuevos ingresados al sistema carcelario por otras causas.

En su declaración ante la justicia, Moreira admitió que se cruzó con la víctima en la playa el 28 de diciembre del 2014 y le ofreció «una estampita», pero que luego ella se sintió «mareada» y que al auxiliarla descubrió que «no tenía pulso», se asustó y se fue.

Sin embargo, para el fiscal Jorge Vaz, quien impulsó la imputación por homicidio de «Cachila», éste estuvo presente «antes, durante y después» del homicidio, cuyo móvil fue probablemente «sexual».

Y entre las pruebas valoradas para su procesamiento estuvieron los resultados de peritajes psicológicos, psiquiátricos y semiológicos que revelaron que el acusado tiene una personalidad con tendencia «a la mitomanía», a «irritarse fácilmente y perder el control de sus impulsos», y un patrón de «desprecio y violación de los derechos de los demás».

La hipótesis del fiscal Vaz fue ratificada luego por la jueza subrogante de Rocha, Rossana Ortega y en 2019 confirmada por el Tribunal de Apelaciones de la 4º Turno de Uruguay.

Y cuando el cotejo de ADN con «Cachila» dio negativo se siguió la hipótesis del «Tereso», un hombre con antecedentes penales que se suicidó en 2015, por lo que los pesquisas compararon el perfil genético de su madre, que también dio negativo.

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