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“Los blancos no saben saltar”, el remix para un clásico de culto de los 90

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“Los blancos no saben saltar”, la película ya disponible en Star+ que reversiona la recordada cinta de culto de 1992 protagonizada por Wesley Snipes y Woody Harrelson, trae nuevos protagonistas y una mirada refrescante para tributar, como lo hacía la original, a la cultura del básquet callejero de Los Ángeles.
“Solo quería contribuir a la rica historia del cine de básquet”, plantea en charla con Télam Calmatic, el reconocidísimo director de videos musicales que, como antes lo hicieron figuras como Spike Jonze o David Fincher, comienza a dar pasos firmes en su salto al largometraje.

Los blancos no saben saltar

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Luego de trabajar por años con gigantes del hip hop como Jay Z, Kendrick Lamar o Lil Nas X, Chuck Kidd II -tal es el nombre real del realizador- fue tentado para tomar las riendas de dos proyectos que traerían a la actualidad filmes de los 90 que con el tiempo se volvieron clásicos de la cultura negra de la Costa Oeste norteamericana.
“House Party” (1990) y “Los blancos no saben saltar” (1992), que encaró uno detrás de otro y, retrasos pandémicos mediante, estrenó con diferencia de meses en 2023.
“Los blancos…”, en la versión de los 90 de Ron Shelton, contaba la historia de dos basquetbolistas callejeros, uno blanco (Harrelson) y otro negro (Snipes) que se conocen en las canchas de la emblemática Venice Beach de Los Ángeles y, pese a la mutua desconfianza y sus distintos orígenes, deciden jugar juntos por dinero para superar sus difíciles momentos financieros.
La vibra angelina de la época, los colores fluo, la espectacularidad del juego y el “trash talking” permanente eran el anzuelo perfecto; la cómica dinámica de Snipes y Harrelson, sellaba definitivamente el combo.
A las órdenes de Calmatic, son Sinqua Walls como Kamal y el famoso rapero Jack Harlow -en su debut como actor- como Jeremy los que lideran esta nueva versión, que parte de una premisa análoga aunque el director no se siente cómodo con el concepto de “remake”, tan en boga en el Hollywood del presente.

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“No lo llamaría necesariamente una remake. Quiero decir, siento que tenemos que encontrar una nueva palabra. ‘Reboot’ (reiniciar), ‘remake’ (rehacer), ¿qué significa eso realmente?”, se pregunta Calmatic, que tal vez por su pasado en el plano musical se siente más cómodo con la idea del “remix”.
“Para ser honesto -prosigue-, creo que simplemente estamos tomando prestado el título pero creando un mundo completamente nuevo, con cosas similares aquí y allá. Si querés compararla con la primera, vamos un poco más en profundidad a la historia de fondo de los personajes y nos apoyamos en lo que los trajo acá. Y creo que la gente puede conectarse con eso”.
Kamal, una promesa del básquet que arruinó su futuro en el deporte y busca algo de redención, y Jeremy, una exestrella minada por las lesiones que vive juntando los centavos día a día, se embarcan en una travesía por las canchas de barrio para ganar el dinero que les dé acceso a un importante torneo que podría cambiarles la vida.
– Eras muy chico cuando salió “Los blancos no saben saltar”. ¿Cuándo la viste por primera vez? ¿Cuál fue el impacto cultural que tuvo esa película?
– Creo que tenía como tres o cuatro años cuando salió, pero fue de esas que después siempre estaba en la tele. Era una de esas que cuando te la encontrabas no cambiabas más de canal, tenías que seguir viéndola, tenías que ver lo que pasaba a continuación. Lo que lograba eso definitivamente son los colores y los personajes y la energía y las locaciones y simplemente lo divertida que era. Y trato de recrear eso en esta película: trato de crear momentos y ciertas energías de las que sea difícil alejarse.
– Por supuesto, esta película no funcionaría si estos dos personajes principales no tuvieran una gran química. ¿Cómo trabajaste esa dinámica con Sinqua y Jack?
– Hicimos un poco de método. Filmamos la película más o menos en orden; comienza cuando realmente no se conocen, están aprensivos e intentando entenderse el uno al otro y luego hacia el final son amigos. Así es como lo abordamos también fuera del set. Sinqua y Jack obviamente no se odiaban, pero estaban cada uno por su lado; no se conocían, y luego con el tiempo construyeron esa camaradería, así que pudieron tomar esa energía y llevarla directamente a la pantalla.
– Aunque su ida y vuelta recuerdan a la que tenían Snipes y Harrelson en la película original, Jack y Sinqua consiguen hacer lo suyo. ¿Te preocupaba asegurarte de que honraran el legado pero no lo imitaran?
– Creo que esa era la cuestión; no se supone que estos personajes sean copias, se supone que son personas diferentes en este universo. De todos modos no estaba demasiado preocupado por eso: muchas de las personas que están viendo esta película, la audiencia más joven, nunca vieron a los personajes de Woody y Wesley.
– ¿En qué dirías que tu experiencia en el mundo de los videoclips te hizo más fuerte para dar este salto al cine?
– Creo que el de los videos musicales es probablemente el medio que te obliga a ser un experto en todos los oficios. Tenés que encontrar locaciones, tenés que ser tu propio productor, tenés que ser tu propio director de fotografía, tu propio iluminador, tenés que hacerlo todo para que suceda en un corto período de tiempo. Entonces, al enfrentar mis primeras dos películas no sabía si tenía suficiente experiencia, pero después de un día veo a la gente luchando por intentar hacer algo que debería tomar 30 segundos y que les está tomando una hora. Me dije “está bien, realmente sé lo que estoy haciendo, permítanme realmente creer en mí mismo y hacerme cargo”, dije “tomen esa luz, saquen eso, parate acá, sostené esto y ‘acción’. Y esa fue mi arma secreta: darme cuenta de que tenía mucha más experiencia de la que pensaba.

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