Música/Espectáculo

La historia de los refranes: «Metele que son pasteles»

Telam SE

"Metele que son pasteles"

Henos aquí ante un refrán que no se origina en la Biblia, ni en la antigua Grecia, ni en España… ¿De dónde viene? “¡Es argggentino!”, diría la Porota de Jorge Luz…
¡Y sí! Al principio la expresión se usaba en una forma más simple: ¡metele!, probablemente dirigida a un jinete para que le metiera espuela y chicote a su caballo… El chicote es ese látigo con mango de madera y una tira de cuero, generalmente trenzada, que se usa para azuzar a los animales, especialmente al caballo en su trote… Azuzar. No como castigo sino como estímulo: metele, vamos, dale, apurate…
Cuenta Héctor Zimmerman, en su “Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato”, que los pasteles, o pastelitos, plato tradicional de la Colonia, tuvieron una desusada demanda al estallar los conflictos que concluyeron en 1880 con la federalización de Buenos Aires… Entonces la ciudad estuvo largo tiempo convulsionada, sufrió restricciones en la entrada de reses y otros alimentos, ralearon los parroquianos en las fondas y muchos hombres dejaron de almorzar en su hogar para reunirse en esquinas a la espera de lo que pudiese ocurrir…
¡Es aquí donde aparecen los pasteles!… Al oír el pregón de los vendedores -“Pastelerooo”-, la clientela se abalanzaba sobre los canastos. Había que meterle para no quedarse sin nada… ¡Y sí! Eran ricos y había hambre…
Como puede verse, este delicioso postre criollo sirvió como un incentivo para la acción rápida…"Metele que son pasteles" es un refrán primo hermano de "Aprovechá gaviota que no te verás en otra…"
Y nació en tiempos convulsionados, de estallidos políticos y sociales, de vértigo e incertidumbre… Había que meterle pata si no querías quedar afuera… ¡Eh, Sugar Rush, qué tú tienes para contarnos de tus pastelitos, ¡métele!

"Mis pastelitos" (Sugar Rush)

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