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El maravilloso corto de animación realizado en la ex 1-11-14

Mara Alicia Chambi y Yola Vernica Mollericona Capajeo en las calles del Barrio Ricciardelli Foto Lara Sartor
María Alicia Chambi y Yola Verónica Mollericona Capajeño, en las calles del Barrio Ricciardelli. / Foto: Lara Sartor

En la inauguración del festival de animación Stop Motion Our Fest (SMOF), que tuvo lugar en el Gaumont, se vivió un momento muy emotivo y poco usual para la industria cinematográfica. Delante de jurados, invitados especiales, productores y realizadores que colmaban la sala se proyectaron obras que eran parte de la competencia oficial. Al finalizar, los creadores pasaron al frente.
Cuando le tocó el turno a Sofía Quiros y Daniel Canto, directores del cortometraje “T´ipaqkuna kullakitas” (“Hermanitas tejedoras") pidieron que se acerquen las mujeres con las que habían trabajado. Así, tomaron la palabra las migrantes bolivianas -muchas de ellas acompañadas por sus hijos- que viven en el Barrio Ricciardelli (ex villa 1-11-14), del Bajo Flores, y que están organizadas en espacio Bartolina Sisa, un grupo de mujeres que sostienen un comedor y distintas actividades comunitarias.
Al escuchar sus voces y su emoción por estar en ese lugar, el público las aplaudió y reconoció la calidad del corto que acababa de ser estrenado y en donde se luce la técnica de stop motion, tanto con plastilina como con textiles. Las mujeres del barrio participaron en la escritura del guión, en la confección de indumentaria que lucen los muñecos que protagonizan el corto y además pusieron sus voces.

Mara Alicia Chambi Yola Vernica Mollericona Capajeo y Marisabel Chiri en el comedor Bartolina Sisa Foto Lara Sartor
María Alicia Chambi, Yola Verónica Mollericona Capajeño y Marisabel Chiri, en el comedor Bartolina Sisa. / Foto: Lara Sartor

“Fue una experiencia inolvidable”, contó a Télam Maria Alicia Chambi, una de las integrantes de la organización, que tuvo un activo rol en la realización del corto.
En el comedor popular donde dan de comer a 75 familias, unas 360 personas, relató cómo fue protagonizar esta experiencia de cine comunitario, en donde a lo largo de 9 minutos y 19 segundos se narra la historia de Felicia y su familia. Engañada por una promesa de trabajo termina con su marido y su hija esclavizada en un taller textil clandestino en algún lugar de la Ciudad de Buenos Aires. Pero, a medida que se relata la historia del levantamiento indígena que lideraron Tupak Katari y Bartolina Sisa en 1781, se cuenta también cómo logran escapar de esa situación de explotación. Fue Chambi quien puso su voz para contar en quechua esta historia, que vinculan con su situación actual.

"Hermanitas Tejedoras" (Trailer)

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“Todo comenzó cuando vinieron Sofía y Daniel con la idea de hacer un corto. Empezamos a hablar de muchos temas, había una lluvia de ideas. Lo que más resaltó fue lo que la compañera Cornelia Lupe dijo, algo que más o menos todas pasamos cuando migramos, es la verdadera realidad que tenemos que vivir en otro país. En base a eso fuimos sacando desde cero lo que iban a ser los diálogos, los personajes, las escenas. Y quisimos rescatar un poco a nuestros personajes históricos de Bolivia, como Tupak Katari y Bartolina Sisa, para dar a conocer la situación que vivimos y que vivíamos en esos momentos. El corto está dedicado a Lupe, una de las fundadoras de la organización comunitaria, que murió durante la pandemia.”, evocó Chambi que vino de Uncía, un pueblo minero en la provincia Bustillo del Departamento de Potosí.

"Quisimos rescatar un poco a nuestros personajes históricos de Bolivia, como Tupak Katari y Bartolina Sisa, para dar a conocer la situación que vivimos y que vivíamos en esos momentos"

Foto Lara Sartor
Foto: Lara Sartor

A su lado, Yola Verónica Mollericona Capajeño, pormenorizó cómo fue el proceso para hacer el guion: “Lo que dice mi compañera es verdad, En cada mateada, en cada encuentro siempre hablábamos de nuestra problemática, de cómo venimos de tan lejos, cruzando fronteras para llegar a este país. Hablábamos de nuestras experiencias, de cómo fue el trayecto de migrar, de adecuarse a otras costumbres. Aparte de ser mujer y migrantes, muchas sufren maltrato,de la violencia familiar. Era muy difícil para nosotros”, explicó la referente, proveniente de un pueblito aimará llamado Escoma, junto al Lago Titicaca, muy cerca Perú.
“Nos juntamos un montón de compañeras. La realización del corto nos ayudó a abrazarnos, a pensar en cómo nos explayamos, en cómo exteriorizamos y lo mostramos para que otros puedan conocer. Algunos piensan que al migrar viene todo junto, con la mejora de la economía. Muchas veces nos dicen que acá vamos a ganar mucho dinero, vamos a estar bien, pero también dadas las circunstancias muchas veces nos mienten, nos explotan. Hemos pasado por muchas cosas. Eso queríamos mostrar en el corto: una parte de cada historia de las compañeras”, agregó.

"Muchas veces nos dicen que acá vamos a ganar mucho dinero, vamos a estar bien, pero también dadas las circunstancias muchas veces nos mienten, nos explotan. Hemos pasado por muchas cosas. Eso queríamos mostrar en el corto: una parte de cada historia de las compañeras”

Foto Chepo animacin
Foto: Chepo animación

“Fue muy lindo compartir, pude sacar todo sobre cómo vine y cómo me fue acá. Nunca antes lo había contado. Cada una contó lo que le había pasado, todas lloramos, yo lloré. Recordé como estuve aparte de mi mamá cuando me vine con mis dos hijitos y mi marido a buscar trabajo a la Argentina”, sumó Marisabel Chiri, oriunda de Santa Lucía, Potosí.
Chambi: “Todas daban una idea, una vez que se determinó el nombre, nosotras que estamos en esta organización donde hay compañeras de las dos culturas, de la quechua de los potosinos y la aimará de los paceños. Primero pusimos el nombre, que tiene una palabra en quechua, T´ipaqkuna, que quiere decir tejedoras, y otra en aimará, kullakitas, que es “hermanitas”. Luego recién empezamos a armar el diálogo. Cada sesión que hacíamos compartimos un mate, una galleta, lo que se puede. Esas reuniones siempre se alargaron, en el corto no pudo entrar todo lo que las compañeras proponían y decían, había un montón de lluvias de ideas. Entonces, tratamos de resumirlo”.

Foto Chepo animacin
Foto: Chepo animación

Mollericona Capajeño rememoró su historia: “Es cierto, es una mezcla distintas situaciones, cada uno quería poner su historias para contar, todos pusimos un poco de cómo vinimos, con qué ilusión uno atraviesa la frontera y viene. El corto está hecho con pedazos de nuestras vidas que atravesamos, de porqué queríamos venir y cómo a la mayoría nos dijeron que ganaríamos mucha plata y luego nos explotaron”. En el corto, queda reflejado un aspecto de su vida: cuando tuvieron que escaparse de un taller textil clandestino por la ventana para tomarse un remis rumbo a un lugar donde alquilar una habitación. Ese lugar, fue el Bajo Flores.

Foto Chepo animacin
Foto: Chepo animación

“Como dicen mis compañeras, al charlar, empezamos a tejer, a cortar recortes, a hacer diseños para la vestimenta, los cortes de lana, así vestimos y hacemos realistas los muñequitos”, recordó Chiri, que se enorgullece de cómo su hijo tomó la novedad.
“Tiene 14 años, cuando vio el resultado se sintió muy bien, le encantó. Me decía ´mirá mami, yo hice esto´. Cuando comenzamos a hacer el corto, él tenía 11, así que venía conmigo a las charlas y cuando hacíamos los tejidos de los muñequitos. A nosotras nos parecía un juego, hacíamos cosas chiquitas, trenzas chiquitas. El resultado me emocionó, fue muy lindo compartir. Pude sacar todo, contar cómo vine, cómo me fue acá, por qué vine a buscar trabajo. Nunca lo había contado”.

Foto Lara Sartor
Foto: Lara Sartor

En el corto, un detalle importante es el pequeño árbol que trae la familia migrante cuando viene a Buenos Aires. Lo explicó Chambi: “El árbol es muy importante, representa las raíces, nuestra cultura, nuestra comida. Al principio la señora no podía enraizarse. Pero gracias al apoyo y al sostén de una organización si pudo enraizarse, y compartir su cultura y adquirir nuevas culturas, conocer deliciosas comidas, las culturas argentinas, paraguayas, bolivianas, peruanas. Nuestro árbol está enraizado pero con más culturas”.
Esta no es la única metáfora poderosa que aparece en el corto. También aparece un ovillo de lana, el hilo mediante el cuál se unen las historias de varias mujeres que encontraron en la organización y la solidaridad la mejor forma de habitar un mundo donde muchas de las injusticias coloniales de la época del virreinato contra las que se levantó Bartolina Sisa todavía perduran.

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Mara Alicia Chambi y Yola Vernica Mollericona Capajeo protagonistas en la realizacin del corto y en la organizacin comunitaria Foto Lara Sartor
María Alicia Chambi y Yola Verónica Mollericona Capajeño, protagonistas en la realización del corto y en la organización comunitaria. / Foto: Lara Sartor

Plastilina y animación textil, las técnicas del corto

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