El Coro Qom Chelaalapi llevará a Europa su fusión de música ancestral y electrónica
El Coro Qom Chelaalapi, junto al productor Matías Zundel de Lagartijeando, iniciará el miércoles una gira de cuatro presentaciones por Europa, donde asumirá el último disco “Campo del Cielo”, una fusión de música ancestral y electrónica, con un espectáculo que también ofrecerá danzas y relatos del pueblo indígena chaqueño.
La segunda gira de la agrupación por el viejo continente iniciará el miércoles 13 en El Intruso de Madrid; el jueves 14 en la ciudad francesa de La Rochelle; el viernes 15 en L’Alimentation Générale en París; el sábado 16 en Motor de Toulouse; y terminará el domingo 17 en la sala Razzmatazz, una de las más importantes de Barcelona.
El tour permitirá presentar “Campo del Cielo”, el último EP editado por el sello londinense Shika Shika, que cuenta con tres tracks producidos por Zundel, donde se fusiona la música ancestral y la electrónica; más tres canciones inéditas y originales del coro, donde el productor intervino sólo en la grabación de las voces en marzo de este año.
Esta producción tiene como corte difusión a “Canción de cuna”, un tema donde la voz de la mujer indígena alcanza un estadio conmovedor.
Para completar la propuesta de la gira europea, los Chelaalapi presentarán danzas y relatos en el escenario, “que son las marcas que nos dejaron nuestros ancianos y las lleváremos aquí para que el público sepa de dónde venimos y que estamos vivos”, comentó a Télam Elvio Mansilla, actual director de Bandada de zorzales, que es la traducción al español de la voz Qom “Chelaalapi”.
El Chelaalapi es el primer coro indígena fundado en Latinoamérica y este año cumplió 61 años.
En el documental “Chacú” de Felipe Pigna, Claudio Largo, director del coro recientemente fallecido, recuerda ese momento de génesis: “Inés García de Márquez, una docente del barrio Toba, veía que cada día al atardecer, a la vera de la Ruta 11 en la entrada a la barriada, un grupo de jóvenes abrazados y cantando recibían a los mayores, que venían de las cosechas de algodón cercanas”.
Coro Qom Chelaalapi "Campo del cielo" en el CCK
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La agrupación comenzó a reunirse bajo la tutela de Inés y a cantar a capella; hasta que con el correr del tiempo se incorporaron instrumentos como las sonajas de mate, el n’vique (violín de lata), el palo de lluvia, el bombo y finalmente las pezuñas de cabra.
En esta historia, el Coro Chelaalapi se presentó en los más diversos escenarios, manteniendo vivo el legado de sus ancestros en el canto y la danza; y siendo testimonio viviente de la identidad intercultural y plurilingüe del Chaco.
Entre los reconocimientos que recibió están: Embajador Cultural de la etnia Qom, Coro Oficial de la Provincia del Chaco, Patrimonio Cultural y Símbolo de la Cultura Chaqueña por el Poder Ejecutivo, Patrimonio Cultural Viviente del Chaco (propuesto por la Unesco-2006), Patrimonio Cultural Viviente (Cámara de Diputados del Chaco) y Declaración de Interés Cultural (Senado de la Nación Argentina, abril de 2008).
La agrupación hoy está integrada por Diego Ariel Castro Oliva, Ermelinda Ester Diego, Enriqueta Escobilla, Haydee Griselda Gómez, Román Gómez, Rosa Largo, Sofía Elizabeth Largo, Pablo Ignacio Mansilla, Griselda Gabriela Morales, Horacio Héctor Patricio, Omar Luis Toledo y Vilma Inés Villordo.
“Nos sentimos contentos de tener nuevamente esta gira y mostrar por esas tierras lo que los pueblos indígenas de Sudamérica hacen, que estamos vivos en el Chaco y esperamos que puedan disfrutar de nuestro canto, nuestra danza y nuestros relatos”, expresó Mansilla, su director.
En diálogo telefónico con Télam, Zundel ahondó sobre el proyecto musical y creativo que lleva adelante con los Chelaalapi.
-¿Cómo se gestó el proyecto musical con el Coro Qom Chelaalapi?
-Fue un proceso largo, que duró tres o cuatros años. Nos conocimos en la producción del disco “Remixes Coro Chelaalapi”, donde remixé un par de canciones y surgió la posibilidad de hacer uno de los temas en vivo. Realmente nos funcionó muy bien, hubo muy buena química entre nosotros y ahí decidimos hacer el proyecto más largo, donde quedé como productor de “Campo del Cielo”.
– ¿Cómo es el trabajo creativo entre la música ancestral y la electrónica?
-Lo que hacemos es experimentar, no hay mucho pensamiento. Es un poco lo que veo que puedo aportar y voy jugando con la música hasta encontrar lo que funciona para ambos. Trato de buscar los puntos de contacto en dónde la música del coro hace puente con la electrónica: respeto la raíz de lo que ellos hacen, no lo llevo a un extremo de delirio. Buscamos mantener lo más vivo el mensaje y sus melodías, y la electrónica que hago está ensamblada a la música del coro para que quede adelante, con algunos sonidos que apoyen esos acentos que ellos hacen.
-¿Dónde está ese puente que mencionás?
-Las canciones originales del Coro Qom Chelaalapi tienen una base rítmica que podría ser como un house, por ejemplo el bombo en negra o la polirritmia de las sonajas. Entonces los sonidos que incorporamos son batería, bajo y percusión, que refuerzan esa base rítmica, para tratar que las voces, las sonajas y el n’vike sean lo predominante. El resultado final es un sonido que recupera de la electrónica elementos del house, del hip hop; y algunos de la música africana y afro brasileña en las percusiones. También, como vengo del downtempo, que es la electrónica latinoamericana, los bombos están más escondidos con la ecualización y el resultado es una electrónica más sutil.
-¿Cuál crees que es el interés del público “blanco” por la música ancestral?
-Me parece que la música del Coro Qom Chelaalapi es parte de la música de la humanidad, que nos atraviesa a todos más allá de tener diferencias étnicas y culturales. Creo que la música de los Chelaalapi tiene una mirada totalmente diferente en cuanto a la expresión artística de lo que es la música, y la danza también. Esta música ancestral tiene una funcionalidad más que ser un entretenimiento, que es como vemos a la música en Occidente. Para ellos la música tiene busca producir una acción que una a la comunidad. Me siento muy comprometido con ayudar en que el mensaje no se pierda, aunque se modernice con algún elemento, que siga respetando la raíz y lo que ellos quieren expresar.
-¿Qué proyectos hay a futuro?
-La idea es seguir haciendo canciones y evolucionar el lenguaje que logramos. Explorar esas nuevas canciones que tiene el coro e ir viendo cómo avanzar. Hay que entender que los pueblos originarios no tienen incorporada la idea del progreso de los blancos como eje rector de su vida, entonces ahí es donde comienza el juego con la música, de lo que es posible. En ese choque cultural de trabajar juntos, me baso en lo que ellos quieran hacer, me adapto a lo que proponen, así que nuestro futuro se irá construyendo.
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Cómo el Coro Qom Chelaalapi llegó a la electrónica
En su larga trayectoria el Coro Qom Chelaalapi fue realizando diversas experimentaciones musicales, como la fusión con artistas latinoamericanos provenientes del folclore digital.
Fruto de esos cruces surgieron los discos "Coro Chelaalapi Meets Lagartijeando" (junto a Matías Zundel) (2019, Big In Japan), "Remixes & Raíces" (2018, Instituto de Cultura Chaco), "Remixes Coro Chelaalapi" (2017, ICC / Club del Disco) y "Campo del Cielo" (2023, Shika Shika).
Este camino se inició en 2010, con la incorporación del productor local Sebastián Fernández y la voluntad de Claudio Largo, el director recientemente fallecido, que los llevaron a encontrar y construir el camino del canto ancestral en clave contemporánea.
Además de estas producciones, los zorzales abrieron y cerraron en 2029 la primera edición del Chelaalapi Fest, un concierto de world music al aire libre en el Parque de la Democracia en la capital chaqueña, en el que tocaron Pato Machete (Control Machete), México), Frente Cumbiero (Colombia) y La Fanfarria del Capitán (Buenos Aires); y cuya segunda edición se realizó en el Centro Cultural Recoleta.
La bandada de zorzales se presentó también en el Festival Ancestral y Contemporáneo, en el Festival Nómade Solar, en el Festival Bandera de Rosario, en el Club Belle Epoque de Córdoba y en el Tribal Gathering de Panamá, que congregó a más de 60 etnias del mundo.
Hoy los Chelaalapi tienen más de 3.900 oyentes en Spotify, donde se pueden encontrar los materiales "Campo del Cielo" y "Revisión EP".