Borrar con el codo lo que se escribió con la mano
Hm “por algo será”, “en algo andaría”, “algo habrá escrito” esa mano que en un momento, a cuenta de alguien o algo, necesitó eliminarlo. Ni tiempo para buscar un borrador o una goma, el codo está más cerca… ¡Y nunca falla!…
El psicomotricista y poeta Daniel Calmels, en su libro "Marea en las manos", reivindica al codo, esas zonas del cuerpo que no tienen mucho protagonismo, que están olvidadas, el codo es una de ellas… ¡Somos muchos más que dos, eso siempre!
Lo cierto es que sin la posibilidad de flexionar nuestros brazos y entebrazos en la altura del codo, no nos podríamos abrazar… ¡Y sí! Es hora de que lo sepan: la anatomía incluyó este pliegue para que los seres humanos nos estrechemos en un rotundo abrazo… ¡Y está bien! ¡No hay que ser “codito de oro”, vale decir amarretes con los afectos!… Una mención especial para aquellos a quienes “les gusta empinar el codo seguido”…
Otro refrán -“Hablar hasta por los codos”- siempre me lleva a preguntarme lo mismo: por qué son tan deliciosos los niños y las niñas que “hablan hasta por los codos”, y tan insufribles los adultos cuando lo hacen… Es que el codo da para todo.
En la cura del empacho con cinta la firmeza de su postura tiene alta responsabilidad. ¡Y qué útil nos resulta para expresar “Tomá de acá”, o “Minga”!… ¡Y para abrirnos paso en la vida a los codazos!… “El codo es una esquina que oculta en su reverso el rincón de la primera almohada”, nos recuerda el poeta…
Pero volvamos al principio, al mensaje esencial: borrar con el codo lo que se escribe con la mano en realidad se emplea para manifestar las contradicciones en las que incurre una persona que cambia continuamente de parecer, o que actúa de forma diferente a la que dice… ¿Conocen alguno?… ¡A ver, chiquilines de Coreokids, muéstrennos dónde meten los codos mientras cantan El baile del cuerpo?…
"El baile del cuerpo"
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