Libros y comunidades: cómo compartir la lectura en tiempos de redes y dispersión
¿Cómo cambiaron las formas de leer? ¿Qué significa esa práctica cada vez más extendida de leer y escribir en comunidad? ¿Cómo impactan las redes sociales en la lectura?, fueron algunos de los interrogantes sobre los que reflexionaron la periodista y booktuber Cecilia Bona, y el tallerista y poeta Santiago Llach, durante una charla moderada por la periodista Dolores Pruneda Paz sobre nuevos formatos de lecturas y circulación de textos, en el marco del ciclo organizado por la agencia Télam en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
Clubes de lectura, influencers literarios, intervenciones lectoras en la calle, talleres literarios y hasta un Mundial de Escritura y otro de Traducción integran ese repertorio de nuevas formas de relacionarse con los libros y las lecturas bajo este signo de época. ¿Es una tendencia o una forma cada vez más instalada de compartir el placer por los libros? “El lector que viene a buscar compañía en Instagram o YouTube lo que quiere es relacionarse con otros lectores, hacer un club, encontrarse con otro que le pueda dar una recomendación, por cuál libro ir, poesía o novela”, dijo Cecilia Bona, la booktuber que está detrás de la cuenta @porqueleerok.
En su opinión, “lo más importante es que exista una comunidad. Cualquier persona que me pregunta cómo puede empezar, la respuesta es: empezá despacio a construir una comunidad, en la que vos prendas el fuego de ese fogón imaginario que invite a la gente a sentarse alrededor”, convocó Bona, quien desde sus redes sociales comparte y recomienda libros.
En ese sentido, Llach sostuvo que "siempre se necesitó del encuentro, de salir a compartir, ante una actividad solitaria como son la lectura y la escritura" y señaló que "hoy las redes facilitan esas comunidades". Tanto intervienen en las formas de circulación de la lectura y la escritura que el poeta definió al smartphone como "el libro de arena de Borges, ya que cambia todo el tiempo el contenido".
Pruneda Paz en charla con Santiago Llach y Cecilia Bona
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Aunque la lectura, e incluso la escritura, suelen estar asociadas a una práctica solitaria, iniciativas que se expanden en las redes sociales desmitifican ese componente de soledad y lo transforman en un elemento de encuentro con otros. Así lo contó Llach, que recordó que en su adolescencia cuando conocía a alguien como a él que le gustara leer sucedía una conexión especial. “Cuando encontrabas a alguien con quien compartir te tirabas de cabeza. Porque la literatura te lleva a lugares medio border, eso de decir ´mirá hay otras personas a las que también les pasa lo mismo´. Y hoy está buenísimo porque están estas herramientas para compartirlo”.
Justamente lo más reciente en materia de convocatoria colectiva que impulsó Llach fue el Mundial de Traducción, en el que ya hubo 4000 inscriptos. "La idea como siempre es habilitar a escribir y a traducir", tarea que el escritor y tallerista definió como "un acto muy íntimo".
"De todos los autores que traduje me enamoré, vas viendo cómo y qué hizo ese escritor su trabajo. Es imposible traducir pero al mismo tiempo es muy creativo. Uno nunca escribe solo porque en la página en blanco está lo que otros escribieron, sus lecturas así que ahí también hay un acto de traducción en ese proceso también", explicó.
Desde sus redes sociales, Bona realiza convocatorias que funcionan como intervenciones públicas de lectura: "Siempre hay lectores y, como vemos en esta feria, quieren contagiar esas ganas de leer. Visibilizar el acto de la lectura hace que eso se quiebre”, dijo sobre su trabajo, al que definió como “prender el fogón” y entonces todos “salimos de nuestro ámbito privado y convertimos la lectura en un acto colectivo”.
Pruneda Paz preguntó cómo impactó la pandemia en esas comunidades y Llach relató que por ejemplo, el club de lectura Pez Banana, que había empezado en enero de 2020, sufrió el impacto del parate de la producción que se frenó inicialmente pero se reanudó y convocó a lectores ávidos. Pero quizás fue el Mundial de Escritura el que más resonancia tuvo, ya que lo lanzaron y se anotaron 5000 personas: "Ahí el encierro fue un momento muy literario".
"El taller tiene la intensidad de la intimidad compartida y ver cómo se hace un escritor. Una amiga decía que los talleres son un espacio de expresión y sí, es así", reflexionó.
El siguiente disparador fue desde dónde aconsejan un libro y por qué. Enseguida, Bona aclaró que "lo primero y principal es la manera en la que decís lo que querés. Por ejemplo, mi multiplataforma se llama 'Por qué leer' y no 'Qué leer'. Planteo que hay que acercarse a los libros con deseo propio, cuento qué me paso a mí, cuales son las estrategias que me permite el formato. La experiencia del libro es también la de la lectura. Eso es poner a circular el libro, desacralizar el objeto. Me ha pasado de enfrentarme a alguien que me decía si ya había leído 'El Aleph' y era frustrante porque siempre había otra lectura que 'debía'. La pregunta era cuándo me recibía de lectora. Hay una mirada así hacia los lectores en general".
"Coincido con que la experiencia de la lectura es personalísima, es una aventura en la que uno se contradice. Antes decía que no había que leer los clásicos y ahora los estoy leyendo", agregó Llach y contó que "Pez Banana es un club del libro pero además está la amistad, entonces a la hora de elegir qué libro vamos a leer, Florencia (Ure) me reta, nos peleamos, algunas veces tuve que ceder, en general es divertido y acordamos o tratamos".
Sobre la proliferación de redes, el tallerista y traductor dijo que "la literatura está en los libros y suena como un contra-redes sentarse a leer pero también a escribir porque el desafío sigue siendo leer un libro o escribir un texto largo en una época de dispersión".
Rodeados de jóvenes y adolescentes que se apropian de esta Feria y ya lo hicieron en ediciones anteriores, los convocados cuestionaron la pregunta acerca de por qué las generaciones más chicas no leen. "Me preguntan por qué los adolescentes no leen y digo ¿en base a qué hacemos esa acusación? Porque no es una hipótesis, es una acusación. Parece ser que a la juventud hay que caerle siempre con algo", replicó la periodista.
"La literatura está en los libros y suena como un contra-redes sentarse a leer pero también a escribir porque el desafío sigue siendo leer un libro o escribir un texto largo en una época de dispersión"Santiago Llach
Para ilustrar su reflexión citó un ejemplo cercano: "Estuve en Concepción del Uruguay y leímos todos en el mismo lugar durante media hora, cada uno su lectura, después la compartimos. Ayer me escribieron chicas de16 años y me contaron que después cuando fueron a su colegio no había biblioteca y decidieron impulsar la apertura de una, van a hacer volantes para pedir libros, iban a catalogar los que tenían".
Para la booktuber, la pregunta debería ser "quién se está quedando afuera y de qué, porque los jóvenes leen y lo demuestran".
Desde el público reunido en otro viernes tumultuoso en los pasillos de La Rural, un joven le preguntó cómo manejar las redes sociales. “La gente ya está y nosotros aparecemos en el espacio para hablar de un tema y compartir”, dijo Bona sobre su rol, al tiempo que señaló algunos de los dilemas que se le plantean entre responder a la demanda y no caer en la soberbia. “La gente confía en tu mirada”, sostuvo sobre el compromiso que tiene.
A su turno, Llach señaló que “siempre ha habido mediaciones entre autores y lectores, periodistas, editores, críticos. Esta es una época de un cambio de muy rápido: todos somos creadores, todos producimos contenido. Hay comunicación instantánea. Se publica de todo. Se publican muchos libros y se publica en internet”.
Sin embargo, para el poeta ese movimiento tampoco es inédito porque “la literatura siempre tuvo este carácter inestable. Si hay alguien que estaba inseguro de su propia producción era el propio Borges. Nos podemos quedar tranquilos el resto sobre esas dudas sobre qué es la literatura”, dijo con desparpajo y recordó la definición del fallecido escritor y editor Juan Forn, quien decía que “la literatura es una relación politeísta”.
Precisamente ese politeísmo se refleja en la multiplicidad de literaturas, autores y formas de vincularse con los libros lejos de la solemnidad y en sintonía con las nuevas tecnologías. "En Tiktok hay un montón de adolescentes hablando sobre libros. Acá en esta feria, adolescentes haciendo fila de autores que son una o dos generaciones más grandes que ellos. Son autores que están hablando de libros en la red” dijo y celebró que "el libro sale de ser un objeto solemne a un objeto de todos los días”.